miércoles, 19 de mayo de 2010

Semilla No se come, se luce

Por:Sara Michelena

No importa el material o su procedencia. Siempre se puede re-construir.

El drama del calentamiento global ha vuelto a poner en el tapete el tema del reciclaje. Los beneficios económicos, sociales y ambientales están siendo revalorizados por los municipios, y las empresas. Ésta valoración se ve plasmada en los colegios y universidades que manejan basureros clasificadores de los distintos tipos de desperdicio. Se ve a más ciudadanos preocupados por mundo saludable. Ésta ciudadanía incluye a un 20% de los trabajadores del mercado artesanal de La Mariscal. Según Gladys, experta en aretes y bisutería.

Gladys Pajuña es una de las fundadoras del mercado y se refiere al reciclaje como una “iniciativa propia” pues a pesar de que no ha recibido instrucciones claras de cómo reciclar y por qué hacerlo, no desperdicia ni un gramo de material. “Lo que sé que ya no voy a utilizar, le regalo a un colombiano hippie, que sabe estar aquí afuera”.

Verónica Jaramillo, hija de Gladys se inició hace poco en el trabajo artesanal enfatizado en el reciclaje y de vez en cuando ayuda a su madre atendiendo el local
El proceso de reciclar, para esta joven de 23 años pasa por el afán de ahorrar. “Como nosotras vivimos en Puembo, ahí tenemos unas gallinitas por ejemplo, y de las plumas que van dejando bajo los árboles mi hija recoge y se les pone colorsito” afirma Gladys.

No importa el material o su procedencia. Solo hay que poner color.
Este 20% de trabajadores tienen su propio concepto sobre la importancia de reciclar, están de acuerdo en tres puntos fundamentales. El primero y el más importante refiere al ahorro que se obtiene si en vez de botar un par de mullos, los re usas en un nuevo producto. El segundo, podría ser un eco de la cobertura mediática que ha recibido la palabra “reciclar”, como dicen varios anuncios, “botar basura al mundo, es como botar el mundo a la basura”.

Y el tercero, está basado en el concepto del trabajo artesanal, en la idea madre de este mercado. “A nosotros es que nos gusta la fantasía, el extranjero viene en busca de lo natural así medio exótico”.

En este caso semillas y partes animales no son comida, sino parte de una nueva creación.

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