Por: Belén Espejo
Aretes, collares, pulseras, anillos. Ponchos, sacos, manteles, vestidos, carteras. Tagua, coco, plata. Alpaca, hilo, lana de borrego. Todo en un mismo lugar: el mercado artesanal. El trabajo, los recursos naturales y la imaginación combinados para dar productos de exportación, lamentablemente, valorados en el extranjero y no en el Ecuador.
La gente entra, mira y escoge. No es lo mismo para un nacional que para un extranjero. Guadalupe Camacho, guarandeña de nacimiento, residente hace varios años en Quito, asegura que jamás compraría un saco de alpaca, con “dibujitos del sello del Banco Central”. “No sé que le ven de bueno los gringos” acota. En cambio, William Prozert, londinense, afirma que esos productos le encantan. Señala, también, sentir mucho agrado por los llaveros, “son un muy buen regalo para mis familiares”.
¿Y la bisutería? Funciona de la misma manera. Al ecuatoriano le gusta lo “bueno, bonito y barato”. “Ni loca pagaría 12 dólares por un simple collar de tagua, máximo unos cinco”, dice Jenny Alajo entre risas. El valorar el trabajo hecho a mano es una característica que, posiblemente, poseen, solamente, las personas de otros países. A Mary Parz no le importa pagar 6 dólares por un “simple anillo”, como le denominan muchos ecuatorianos, ó 50 por un juego de plata.
“De aquí o de allá no importa. Los de aquí regatean, esa es la diferencia. Al final todo sale”. Los comerciantes traen cada semana nueva mercadería.
La moda a nivel internacional ha impuesto a las flores para el cabello, a los anillos grandes, pulseras gruesas, collares y aretes grandes como lo “in del momento”. Y, el mercado artesanal no se podía quedar atrás.
Marcelo Pacheco, dueño del local 81, comenta que los aretes de calabaza, los collares de tagua, los anillos y las pulseras con semillas de azaí, tambillo y baiburo y las flores hechas en tagua para el cabello son sus más recientes adquisiciones. En cambio Adriana Bustillos dice que todos los objetos hechos con cacho de toro son la novedad, especialmente los anillos y pulseras gruesas. Manuel Taboada, así mismo, señala que lo más vendido y nuevo en plata son los collares, dijes y prendedores con figuras pre colombinas. La plata con la que trabajan es de 9,25 de pureza y además utilizan piedras semi preciosas por eso los precios varían de 12 hasta 120 dólares.
Los productos de Otavalo y Chimborazo como ponchos, manteles, sacos, pantalones y camisetas no tienen acogida por las personas del país, así lo afirma Luis López, del local 170. Los gringos –como se les mal denomina a los extranjeros- consumen estos productos. “Ellos sí valoran los trabajos hechos a mano, en telares. No hay cosas industrializadas ni sintéticas” añade López.
El mercado artesanal ofrece una variedad de productos. Desde lo tradicional (alpaca, lana de borrego, plata y tagua) hasta la última tendencia (cacho de toro y pelo de cabello). 197locales le esperan.
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