
Por: Belén Espejo
Una familia de Los Ángeles y un matrimonio de Venezuela, al parecer, valoran más que los ecuatorianos lo que es el mercado artesanal: no un mercaducho sino un mercado.
¿Por qué al extranjero le gustan los productos nacionales? ¿Son de buena calidad? ¿Qué es lo que más les agrada? ¿Por qué la alpaca? ¿Los precios son accesibles? ¿Qué piensan del mercado? Estas son algunas de las preguntas que contestaron una familia de norteamericanos y una pareja de venezolanos.
María Sánchez y Héctor Morales concuerdan al decir que todo lo hecho en Ecuador es insuperable, sobre todo la artesanía. Para los turistas, la materia prima y principalmente la mano de obra justifica el precio de cada artículo que se vende en el mercado artesanal. El matrimonio Morales Sánchez señala que ya es la tercera vez que visitan este lugar. “Puedo dar fe que los productos son de excelentísima calidad. Las camisetas, por ejemplo, no se envejecen, tengo una hace cinco años y está como nueva”, afirma Héctor.
Lo novedoso. Lo colorido. El material. Todo esto es importante a la hora de comprar. La familia Murrit está de visita en el país y aseguran que vienen al artesanal porque han oído buenos comentarios, por parte de sus amigos.
Natasha y Lilian Murrit buscan anillos, collares y sobre todo bolsos y bufandas de hilo, aceptan tener cierta afición por estos objetos. Mientras que sus padres, Ana y Patrick quieren sacos de lana de borrego y alpaca. “Queremos lo típico”, dicen.
La preferencia de los extranjeros se inclina a lo hecho a mano. La tecnología en otros países es tan alta que casi ya no hay nada elaborado sin la utilización de máquinas.
Ana, Patrick, María y Héctor aseguran que todo lo realizado con alpaca es de su agrado: pantalones, sacos, cobijas, gorras y bufandas. María, conocedora del tema, afirma que la alpaca solamente se da en los Andes (Ecuador y Perú). Esto hace que este sea un material suave y muy fino.
Los Murrit son de Los Ángeles. “Allá hay dos tiendas de productos típicos ecuatorianos”, indica Patrick. Pero, añade, también, que no hay tanta diversidad y además los precios son sumamente costosos. El precio casi es el triple que acá.
Héctor considera que “los ecuatorianos deben aprender a amar a su cultura y aprender a valorar el trabajo de su gente”. Así mismo, conceptualiza al mercado artesanal como un espacio donde se encierra creatividad, color, trabajo, cultura y calor humano.
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