miércoles, 19 de mayo de 2010

Cuentos de la vida real en la historia artesanal

Por: Sara Michelena

GLADYS PAJUÑA “A ojo del amo se engorda el caballo”

Fundadora del Mercado Artesanal y con 20 años de experiencia en la artesanía reconoce que su trabajo es un hobby con el que logró sacar adelante a sus críos.

Oriunda de Tababela, madre divorciada, pero con ganas de devorarse al mundo comenzó vendiendo bisutería hasta que vio que con alambre e imaginación se pueden crear… A pesar de que su mejor época murió con el sucre, no piensa salir de su puesto aunque cada mañana el calor sea más intenso “puedo pasar horas pensando, comparando piedras y colores”.

Con padres agricultores y un rechazo innato por el trabajo en la tierra buscó la forma de ganarse la vida, con paciencia descubrió su pasión y así mismo se mantuvo. “tuve un cliente español que después de una largo debate sobre la calidad de la plata en mis anillos terminó llevando más de uno y desde ahí regresa con turistas que hasta el día de hoy”.

Con bambú de Santo Domingo, caña guadua, coco costeño y semillas del oriente se pasa creando mientras el olor a incienso y la música le sugieren nuevos modelos. Al fin pasó la época de lucha con la policía en su afán de que Quito se vea bonito “ha sido una lucha bien intensa, tocaba ir a la policía, se cogían las cositas, tocaba pagar, y yo… no podía parar. Si paraba no comíamos”.

La estrategia es no abandonar el negocio, porque aunque hay temporadas altas y bajas hay un día que salva la semana, como dicen por ahí “a ojo de amo, engorda el caballo”.


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