Una excusa para compartir

Por Belén Espejo

Sea de la Sierra, de la Costa, de la Amazonía o de Galápagos, el sentimiento de un padre es el mismo. No importan los regalos ni las fiestas, simplemente, interesa pasar junto a sus hijos y en especial si es el día del padre. Así lo manifiestan el manabita José Vélez y Ramiro Tenegusñay de Imbabura.

“Lo más lindo es compartir con mis hijos, no quiero nada más” dice José o “Pepin el figurin”, como le conocen en el Mercado Artesanal. En cambio, Ramiro señala que se “conforma con las tarjetas que hacen sus pequeños en la escuela”.

“Pepin el figurin” es padre de dos chicos: Mario de 22 años y Johanna de 16. Mario ya está casado y muy pronto tendrá su primer bebé. “El tiene su familia, su viejo padre ya no importa”, confiesa con cierta tristeza. Pero, sí espera compartir “siquiera el domingo” con su Johanna.

Por el trabajo no ha podido pasar mucho tiempo con su familia. Labora desde las 8 hasta las 6 de la tarde. Se dedica a vender sombreros de paja toquilla. Cada quince días viaja a Manabí para conseguirlos. La mayoría de veces va solo y otras la acompaña su esposa Gloria.

Antonio y Patricio son los dos pequeños de Ramiro. Tienen 10 y 9 años, respectivamente. Estudian en la escuela Juan Montalvo. Entre risas y un poco de timidez, Ramiro dice que “lo más lindo sería que su esposa le dé una niña”.

Ama a sus dos hombrecitos, pero espera con mucho entusiasmo la llegada de una niña. “Los niños se llevan más con la madre, en cambio las mujercitas con el padre”. Por el momento, su sueño es imposible, pero recalca avergonzado que sí “lo están intentando”.

Lamentablemente, al igual que José no puede acompañar todo el tiempo a su familia. El Mercado Artesanal es su “segundo hogar”. Pasa desde las 10 hasta las 7 de la noche. Cuando llega a la casa, Antonio y Patricio ya están dormidos. “Sólo alcanzo a darles un beso, aunque ellos no lo saben”.

José y Ramiro son dos padres que por mantener el hogar pasan “horitas” con sus hijos. Y el día del padre, solamente, es una excusa para hacer lo que ellos quisieran todos los días. Cerrar sus locales e ir con sus pequeños: compartir minuto a minuto sus vidas.