miércoles, 23 de junio de 2010

El ingenio y el fantasma de la empresa


Por Andrea Pulla

Desde los 9 años aprendió su profesión, todo empezó como un juego en medio del taller de su padre. Jugar a ser artesano se convirtió en su vocación.

Alejandro Robalino aprendió el oficio de su padre, su padre de su abuelo y su abuelo de su tío abuelo. Una transmisión consecutiva de conocimientos que se han perfeccionado. La fusión entre productos orgánicos como coco, tagua, calabaza y metales, principalmente plata, hace de estos productos, artículos exclusivos.

Hace 5 años se asentó en Quito, en el sector de la Vicentina, allí ha formado un taller en el que trabajan dos personas más. La especialidad de Alejandro son las joyas con incrustaciones de plata.

El ingenio y la creatividad le han permitido defenderse de la gran industria. Cuenta que nació en Riobamba, en el tradicional barrio de Las Carmelitas, lugar en el que se trabaja la tagua por más de un siglo. “En Chimborazo se inició el trabajo en tagua, desde allí se difundió a Manabí y Esmeraldas donde se ha magnificado el negocio con empresas de producción en serie”. Si antes se vendía una pulsera a uno o dos dólares, hoy se la puede encontrar por 60 centavos de dólar, según Alejandro, también manifiesta que la principal razón es la sobre oferta creada por las empresas, lo que obliga a los artesanos a bajar los precios para competir en el mercado. Es por ello que este hombre de 35 años ha buscado darle más utilidad a productos desgastados. En su local también vende tagua, pero la fusiona con plata, chonta o coco, y produce diseños exclusivos a los que sí puede ponerles el precio justo.

Además fabrica productos utilitarios como cucharas, bomboneras, porta incienso y otros productos que lo distinguen de los demás locales y de la gran empresa.

Gracias a su iniciativa ha visitado Galápagos y hasta las Islas Canarias. 20 años atrás aceptó la producción de artesanías como un trabajo, ayudó a su padre en el taller para contribuir en el negocio familiar y hoy es exitoso frente al fantasma de la empresa y la producción en serie.

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